Terra Sigillata

Segunda mitad del siglo I d. C.

Planta Primera, Sala 8

Nº de inventario: CE08013

La cerámica es uno de los materiales que más abunda en las excavaciones arqueológicas, siendo un elemento fundamental para documentar y fechar yacimientos, y que además pueden aportar datos sobre la vida cotidiana, la economía, las relaciones comerciales, la religión, los gustos de la época, entre otros aspectos.

Este cuenco, incompleto y decorado en el cuerpo con una cenefa vegetal y gallones, pertenece a una de las producciones cerámicas romanas más características: la terra sigillata. Esta denominación se debe al sello o sigillum con el que se marcaban los productos. Dentro de la terra sigillata podemos distinguir varias familias en función de su lugar de producción: itálica, gálica, hispánica y africana. Tradicionalmente, este tipo de cerámica se había considerado de lujo por su acabado brillante y su decoración, frente a la cerámica común, más simple. No obstante, la abundancia de terra sigillata en las excavaciones hace pensar que su uso estaba más extendido de lo que se creía.

Este ejemplar se engloba dentro de la terra sigillata sudgálica marmorata, que se caracteriza por el color amarillento y veteado en rojo con la intención de reproducir en una superficie el aspecto veteado de los mármoles. Sabemos que Augusta Emerita recibía estas piezas del taller sudgálico de la Graufesenque (Aveyron, Francia).

La pieza fue hallada en la Necrópolis del Albarregas (Mérida).

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